domingo, 10 de junio de 2012

Aprendizaje… ¿mi proceso, tu proceso o nuestro proceso?

             Cómo motivar a los y las estudiantes a involucrarse de lleno en su propio proceso de aprendizaje se ha convertido en la pregunta de “la silla caliente” de la educación. El conocido filósofo y pedagogo español,  Dr. José Antonio Marina, se hace eco de la frustración imperante, al señalar cómo dicha preocupación universal ha generado un sistema de excusas donde la mutua recriminación obstaculiza el progreso. En su lugar, ofrece como alternativa poner manos a la obra y definir qué puede hacer cada quien para resolver lo que acontece en las aulas. Este artículo de opinión se encamina en dicha dirección.
            Más de 20 años de transitar por el mundo de la formación, y una personalidad inquisitiva, han moldeado mi particular abordaje pedagógico. Desde ese lugar psico-emocional mantengo una constante revisión de mi actuar docente y el estudiantil. Una de mis mayores satisfacciones ha sido la de poder explicar, desde el conocimiento científico, aciertos y errores producto de prueba y error, en respuesta a situaciones planteadas por las y los estudiantes, o para probar alguna estrategia recomendada en círculos académicos. Por ejemplo, hace poco descubrí este enfoque se conoce como  Aprendizaje para la Comprensión.
            También descubrí coincidencias respecto a la importancia motivar a partir de lo que mueve a la persona. Marina y otros expertos y expertas, explican como niños,  niñas  y personas de mayor  edad, se activan interesadas por tres objetivos: disfrutar, ser reconocidas y sentir su progreso.  Así mismo, lo imposible  de motivar a alguien a hacer lo no deseado. Se forzará quizás, pero no entusiasmará para asumirlo libremente. Es la auto percepción de necesidad la cual lleva al deseo; el deseo moviliza la voluntad, y el afecto media positiva o negativamente la actuación.
            Mi aporte a esta red de causa y efecto consiste en integrar a la ecuación no solo la dirección estudiante hacia sí, docente-estudiante y estudiante-docente, sino  además la auto reflexiva docente. Cuando hablamos de la importancia de entender cómo aprende una persona, y se motiva su aprendizaje, es necesario incluirnos en el análisis, pues lejos de constituirnos en la mirada objetiva de un fenómeno, aportamos variables tan significativas como las del alumnado. Es decir,  más allá de considerar el aprendizaje como un proceso estudiantil de apropiación de conocimientos y capacidades, o un proceso de enseñanza dependiente de las competencias docentes, se debe entender como una constante interacción entre los intelectos, las emociones y los poderes de ambos grupos. Comprender las muchas condiciones e intereses en común podría ser el portal a través del cual construir colectivamente los elementos de la motivación para una formación acorde con los retos a enfrentar en este siglo y venideros.

6 comentarios:

  1. Me gusta mucho su artículo.
    Claro, conciso y directo.

    No en vano, son esos 20 años de docencia. La felicito.

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  2. La dificultad en lo que mencionas de comprender las muchas condiciones e intereses en común, es que la preparación que recibimos para ello, es producto principalmente de lo que identifican como aciertos y errores en respuesta a las situaciones planteadas.
    Tocas un aspecto clave, mucho de la formación docente que recibimos está relacionada con aspectos cognitivos y la comprensión y gestión del ambiente de clase, requiere además de conocimientos no cognitivos que conocemos a través de la prueba y error clase, lo cual es un riesgo dado que podríamos afectar la formación educación a algunos estudiantes dentro de este proceso de auto aprendizaje y auto descubrimiento que tenemos los profesionales que nos estamos dedicando a la docencia de tiempo parcial.
    ¿Cómo atender entonces está dificultad que se nos plantea?
    A través de lo que mencionas, una constante revisión del actuar docente y coincido plenamente en que el ser estudiante nos facilita mucho este aspecto. Además con humildad intelectual como lo señala Santiago en su blog, y con honestidad de manera que se refleje nuestro genuino interés en el aprendizaje de los estudiantes.
    Muy claro tu aporte.

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  3. Solo pensar lo que indicas del riesgo que corren y corremos los y las estudiantes ante los vaivenes (de conocimiento, humor, y personalidad)de quienes ejercemos la docencia, se me hace un nudo en la garganta... Realmente, es indicativo de las capacidades de todas y todos los involucrados, que los resultados no sean peores. Lo encuentro esperanzador, porque si seguimos mejorando y logramos trabajar en conjunto hacia las mismas metas de desempeño, el salto cualitativo pordría ser gigantesco.Para mí, una de las claves más improtantes es enlistar al estudiantado para que sea cómplice del esfuerzo formativo. La afectividad juega en eso un papel muy importante, sobre todo en gente joven.

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  4. Cristina, menciona que conoció acerca de la enseñanza para la comprensión, ¿qué le ha resultado novedoso del modelo?, ¿ha pensado aplicarlo en su práctica docente?

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  5. Para mí lo novedoso ha sido poder acceder a más fuentes que orientaran, fortalecieran y expandieran mi conocimiento. Técnicas y principios que desarrollé en parte intuitivamente, en parte prueba y error, en parte investigación autónoma, de pura curiosidad o necesidad de resolver una situación con la cuál estaba atorada, de pronto tenían nombre, se reafirmaban, o exponñian como típicos errores. A veces uan se siente sola y cuestiona su cordura, pero después aparece un puerto sólido donde retroalimentarse y desde ahí tomar fuerzas nuevas. Eso ha sido para mi este curso y la información que hemos podido accesar y procesar.

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