sábado, 19 de mayo de 2012

Enseñar, aprender, vivir… un bucle sin fin


 
            Empapado en la urdimbre de la enseñanza, y en la esencia de quienes se dedican a ella, se encuentra el hábito de inquirir. Los y las docentes apasionados por la vida y la aventura del saber, nos cuestionamos el propósito de la formación humana; los abordajes más apropiados para conseguir los resultados propuestos; lo que hay más allá del horizonte alcanzado, y cuáles podrían ser las nuevas y mejores formas de ir un paso más allá de este.
      Hay quienes opinan que enseñamos como aprendimos. Pienso es verdad, hasta cierto punto. También tratamos de abordar el aprendizaje evitando las metodologías que en nuestra experiencia como estudiantes, encontramos menos satisfactorias. Entonces, nuestras preferencias personales, ya sea favorezcan lo cenestésico, oral, visual, u otro de los diversos acercamientos pedagógicos conocidos, influencian también nuestra didáctica.
            He visto profesionales que en su vida personal siguen patrones repetitivos, y en sus prácticas docentes se refleja la misma monotonía. De igual forma, conozco docentes eclécticos y curiosos. Su estilo de enseñanza es parecido, altamente creativo, pero frecuentemente desorganizado. También se de quienes se encuentran ejerciendo la docencia por motivos estrictamente de supervivencia económica, y posiblemente serían mejores en otros desempeños. Afortunadamente, conocí a otros cuya dedicación y conocimiento les hicieron referente de generaciones. Sin embargo, y más allá de estas y otras diferencias, la verdad es que todos y todas tenemos experiencias potencialmente  valiosas para mejorar los procesos formativos de nuestra ciudadanía.
            Costa Rica cuenta con una rica experiencia, acumulada a lo largo de su tradición educativa. Esa valiosa información anda perdida entre la dispersión de enfoques e intereses, la sobrecarga académica, la burocracia administrativa, y la falta de confianza o medios para hacerlas visibles a la comunidad. Es preciso encontrar mecanismos para cosechar este saber, gestado en las trincheras de los centros educativos y ponerlo a trabajar en los retos que se nos presentan como país.
            Si enseñar tiene que ver con facilitar procesos de exploración, procesar la información producida y llegar a conclusiones innovadoras para mejorar las condiciones de vida en nuestras sociedades, aprender es la voluntad cómplice de la enseñanza,  deliberada y firme, en la construcción y reconstrucción constante de los propósitos y los medios para concretar dicha aspiración. La vida es el escenario sobre el cual se desarrolla la trama del conocimiento, transformador y transformado, en un ciclo perenne donde aprender, enseñar y vivir, son inseparables.  

No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de su tumba fría,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía. 
Antonio Muñoz Feijo
No son los muertos




10 comentarios:

  1. Me gusta el estilo literario del ensayo. Usted menciona que "es preciso encontrar mecanismos para cosechar este saber", ¿cuáles serían estos mecanismos sujetos a la realidad costarricense?

    Una recomendación Cristina, una voz de autoridad le daría mayor calidad a lo que está exponiendo. Y sé que me lo va a tomar a bien pues a usted le gusta la excelencia, recuerde que en la frase "También se de quienes...", ese "sé" va con tilde.

    Saludos.

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    1. Gracias Cali por la llamada de atención. En cuanto a cuáles mecanismos emplear para cosechar el saber que circula en la cotidianeidad de los y las docentes, idealmente le diría que este es uno de ellos. Desde lo tecnológico, se puede facilitar la comunicación y el compartir. Sin embargo,y parafraseando a castells, la herramienta no hace al herrero, y la tecnología no convierte por si misma a la información en conocimiento. A nivel personal se necesitan una serie de factores, entre ellos la voluntad de conocer y la capacidad de analizar críticamente. El sistema educativo debería ser el lugar por excelencia donde afinar las competencias necesarias para ambas. Lamentablemente, hay una especie de "quinto elemento", o "poder-x" que la sociedad en su conjunto ha permitido crecer y dominar. Está conformado por una serie de antivalores de los que son presa la juventud, y muchas de las personas adultas. Como dijo una de nuestras cmpañeras en otro comentario... el cambio empieza en nuestro interior. Activar ese cambio sería para mi la herramienta más valiosa.

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  2. La educación cambia con el tiempo con las personas y con los contextos. Adaptarse a nuevas metodologías, no es fácil, pero sí muy necesario. Encontramos en nuestro camino, personas de las cuales podemos aprender, así como también podemos incorporar estrategias nuevas y dinámicas para que ese proceso sea agradable y efectivo. El cambio empieza por nosotros mismos, por nuestro deseo y pasión de tratar de realizar una mejor labor, de llevar nuestro desempeño docente a otro nivel.

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    1. Estoy de acuerdo, compañera. Un cambio personal desata una espiral ascendente en la que cada paso abre la posibilidad y refuerza el siguiente. Muchas veces les digo a mis estudiantes: "No esperen a Superman, o a la Mujer Maravilla. Recuerden que gota a grano a grano se erosionan y crean montañas"
      Me parece fundamental considerar para dicho cambio la motivación interna que no requiere de aplausos ni luces de neón. Se hace lo correcto para poderse mirar al espejo sin asco.

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  3. Muy interesante y bomita la exposición de su ensayo. De los perfiles de docentes que hace mención, imagino que a todos nos ha pasado tener que conocerles en algún momento, pero parte de este proceso constructivista es poder realimentarnos entre docentes para hacer una mejor labor; el problema acá, es que no ha todos les llama la atención hacerlo, porque muchas veces no son receptivos a aceptar sugerencias; es importante por este motivo, detenerse también a pensar acerca de ello como parte del proceso de aprendizaje de los estudiantes donde los responsables somos los docentes.

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    1. Qué cierto lo de la falta de receptividad. Pero encontrar en la crítica una fuente de crecimiento y maduración requiere, además de una autoestima sana (difícil en la sociedad en la que vivimos), de un proceso de aprendizaje. O quizás de "de-construcción" primero y "reconstrucción" después. Un elemento coadyuvante es desapegarse de la intención de la otra persona y enfocarse en lo positivo que se puede hacer con el comentario recibido. Solo entonces podremos agradecer sinceramente cualquier cosa que nos digan.

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  4. A mí también me llama la atención la mención que hace de los docentes.

    Precisamente, eso es lo que pasa. Nos vamos topando en la vida académica con una serie de personajes que a veces nos resultan ejemplos vivientes y otras veces ejemplos de modelos a no ser tomados ni como referencia negativa.

    Asimismo, tiene usted razón cuando indica que nuestro país se encuentra desgraciadamente envuelto en una maraña administrativa y burocrática que ha permeado el sistema educativo y ha teñido de mediocridad.

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  5. Quizás una recomendación sería separar la formación de la ciudadanía, de los vaivenes generados por las políticas de partidos que se suceden en el gobierno. Deberíamos contar con una política educativa "país", a la cual adscribirse como ciudadanos y ciudadanas más allá de nuestros colores políticos. Sin embargo, también revisaría a los centros de formación privados, pues tras el velo de la dedicación a la formación de profesionales, se han cometido y comenten muchos abusos movidos por un desmedido afán de lucro. Eso también vulnerabiliza la calidad de la educación y el desarrollo de la nación.

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  6. Cristina, me gusta mucho como escribes y el sentido humano que transmites con tus ideas. Me llama la atención que utilizas la palabra enseñar y no la palabra educar. ¿Vez alguna diferencia entre ellas y por eso no usas “educación” o son sinónimas para ti?
    Saludos,

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  7. En realidad si, para mi educar coloca la relación en un plano de desigualdad de poder (alguien tiene el poder-conocimiento/ y alguien lo recibe/es moldeado por ese conocimiento). Para mi, enseñar, desde el sentido de mostrar, es abrir una posibilidad para que la otra persona decida qué hacer con ella. Yo "muestro" algo que hay y el o la estudiante toman el paso de explorarlo o no.

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